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#Opinión || Julio César Cifuentes: el arquitecto que cimentó una visión para Chiapas

  • Por su destacada trayectoria profesional y gremial, reconocen al decano y fundador del CACHAC, Arq. Julio César Constantino Cifuentes

Por Ernesto Cruz.

En el mundo de la arquitectura, hay quienes diseñan edificios… y hay quienes edifican legado. El arquitecto Julio César Cifuentes Constantino pertenece, sin duda, a este segundo grupo. Su reciente homenaje en el marco del Día Nacional del Arquitecto 2025 y el 50 aniversario de la Facultad de Arquitectura de la UNACH, organizado por el Colegio de Arquitectos Chiapanecos A.C., es mucho más que una ceremonia: es un justo recordatorio de que las ciudades no solo se levantan con concreto, sino también con visión, compromiso y amor por el territorio.

Originario de la Ciudad de México, pero chiapaneco por vocación y acción, Cifuentes Constantino es una figura que ha dejado marca profunda en el paisaje físico, institucional y académico del estado. Desde su formación en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM hasta sus contribuciones en la creación de espacios urbanos y en la formación de generaciones de arquitectos, su trayectoria representa lo mejor de una profesión que exige tanto técnica como sensibilidad.

Fue parte de proyectos federales de gran envergadura —aeropuertos, instalaciones olímpicas, palacios de gobierno—, pero también se ocupó de lo local: la semaforización del primer cuadro de las principales ciudades de Chiapas, su papel como Director de Obras en Tuxtla Gutiérrez, y su rol como docente y fundador de lo que hoy es la Facultad de Arquitectura de la UNACH.

Pero su mayor obra quizás no esté hecha de ladrillos. Su legado más profundo es el impulso gremial que dio origen al Colegio de Arquitectos Chiapanecos y su incansable trabajo por consolidar y fortalecer la arquitectura como una práctica ética, profesional y socialmente comprometida en el sureste mexicano.

Hablar del arquitecto Cifuentes es hablar de un profesional que no se conformó con diseñar edificios; quiso, y logró, construir comunidad. Promovió la constitución legal de otros colegios en Oaxaca, Tabasco y Yucatán, y fue pieza clave en integrar a Chiapas al diálogo regional e internacional, participando incluso en el Congreso Mundial de la Unión Internacional de Arquitectos.

En tiempos donde la improvisación y el crecimiento urbano desordenado amenazan con devorar la identidad de nuestras ciudades, figuras como la suya nos recuerdan la importancia de la planeación, la valorización del entorno, y la necesidad de formar arquitectos que, como él, no solo sepan diseñar estructuras, sino también pensar en el bienestar colectivo.

Reconocer su legado es, también, una invitación a continuar esa misión: formar arquitectos conscientes, responsables y profundamente comprometidos con su gente y su tierra.

Porque, como bien lo demuestra la vida del arquitecto Julio César Cifuentes Constantino, construir no es solo edificar. Es dejar huella.

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